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La Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales y de Archivos y Bibliotecas ha iniciado el expediente de declaración de la Trashumancia como manifestación representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial.
Se trata de un paso importante tras un largo proceso para reconocer lo que constituye en la actualidad un patrimonio vivo, pese a la gran reducción de la cabaña ganadera trashumante y de los cambios que ha tenido esta actividad.
En la provincia de Zamora todavía quedan tres grupos de pastores, alrededor de 17 personas, que realizan esta actividad legendaria que pretende ahora ser reconocida a una labor que sobrevive en el tiempo pero que en pocos años tiene visos de desaparecer.
Los pastores churreros de la Comarca de Aliste y la Sierra de la Culebra mantienen esta actividad que tiene su mayor esplendor en el mes de junio, cuando aprieta el calor, este grupo de pastores alistanos con más de cuatro mil ovejas inician el camino hacia los pastos de la Alta Sanabria.
La actual trashumancia está presente a lo largo de todo el territorio español desarrollando su actividad en dos marcos bien diferenciados por un lado, los “agostaderos” y por otro, los “invernaderos”. Ambos se relacionan a través de las vías pecuarias, por donde el ganado realiza el desplazamiento. En la provincia de Zamora, es sobre todo en la época estival, de junio hasta septiembre cuando los pastores trashumantes realizan su viaje hacia la alta Sanabria.
José Fernández, es uno de los “churreros” trashumantes que todavía quedan en nuestra provincia, lleva “toda la vida” haciendo este trabajo. Natural de Palazuelo de las Cuevas en la comarca de Aliste tiene más de un centenar de ovejas de raza Castellana que lleva en los meses de verano hasta Sanabria.
El reconocimiento al trabajo de estos ganaderos trashumantes zamoranos no es nuevo para ellos puesto que la Diputación Provincial de Zamora les entregó en 2013 el premio Tierras de Zamora al Mejor proyecto empresarial vinculado con el medio rural. Según ha señalado José Fernández a AGRONEWS CASTILLA Y LEÓN, este nuevo reconocimiento “nos parece muy bien y nos anima a seguir haciendo la trashumancia pese a lo dura que es”.
Este ganadero trashumante está durante dos meses viviendo en las montañas sanabresas en una tienda de campaña “solo” simplemente acompañado de sus perros y ovejas. Los buenos pastos verdes y el agua de esas tierras zamoranas permiten a los ganaderos “soportar” las inclemencias del tiempo “cuando hay niebla o hace frio lo pasamos muy mal”, ha asegurado Fernández.
A pesar de tener dos hijos, ninguno de ellos ha seguido los pasos de su padre de ser pastor porque “es un oficio muy duro y no han querido mantenerlo porque dicen que es muy esclavo”.
Fuente: agronewscastillayleon.com