15 errores frecuentes que cometemos con el queso

15 errores frecuentes que cometemos con el queso

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El queso tiene auténticos adeptos y, de hecho, es uno de los productos de consumo habitual que todo el mundo tiene en casa. Pero, ¿sabemos realmente comer queso? Estos son los errores frecuentes que cometemos al comprar y comer queso. En el mundo del queso tenemos todos los extremos: desde los que lo consideran un producto gourmet imprescindible en su día a día y no tienen inconveniente en invertir un porcentaje importante de su presupuesto en comprar diferentes quesos, hasta los que sencillamente van al mercado, compran un queso y lo tienen para un aperitivo improvisado. Eso sí, todo el mundo tiene, al menos, una cuña de queso en casa. Sin embargo hay algunos errores frecuentes que se repiten en la mesa de casi todos, desde los paladares más gourmets hasta los menos sibaritas en lo que a queso se refiere. Cuidado con estos errores frecuentes al comer queso No se puede negar, el queso es unos de los grandes inventos que ha hecho la humanidad. Es sorprendente cómo a partir de la leche bien de oveja, vaca o cabra, nuestros antepasados fueron capaces de crear esta delicia tan versátil. En nuestro país es un picoteo frecuente y tenemos en nuestro haber la producción de algunos de los mejores quesos del mundo, además de mil sitios donde disfrutar de auténticas maravillas con Denominación de Origen, como el Cabrales asturiano, el queso manchego, la Torta del Casar y así podríamos estar hasta mañana enumerando variedades de quesos. Uno de los grandes placeres gourmets de los amantes del queso consiste en probar diferentes quesos a medida que viaja. El paladar nunca se cansa de disfrutar este capricho. Los fanáticos lo sabemos: cualquier hora y momento es bueno para tomar una tabla de queso. Porque… una vez que te animas con la tradición francesa y lo tomas en el postre, no hay vuelta atrás. Tanto si eres de los que tiene en casa, al menos, 5 variedades de queso de procedencias distintas, como si tienes una variedad de queso suave para tus meriendas y aperitivos, tienes que evitar cometer estos errores frecuentes que te pueden arruinar el momento. ¡Toma nota de estas recomendaciones básicas! Pensar que el queso en lonchas y el queso rallado son queso El primero de los errores que se comenten al comprar queso es pensar que el queso en lonchas para fundir es queso. Si te fijas en su etiqueta, verás que este tipo de "queso" se elabora a partir de lácteos fermentados y lleva gran cantidad de sal, aditivos y colorantes. Eso de llamarse queso es más que relativo. Ocurre exactamente igual que con el queso rallado. La mayor parte de marcas comercializan un producto lácteo con grasas vegetales (más económicas que la grasa láctea). Entre los ingredientes de algunas marcas podrías encontrar cosas como ‘pulpa de madera’ (una empresa americana fue multada por incluir este ingrediente en lo que se atrevió a llamar queso rallado). Lo mejor es comprar el queso que quieras y cortarlo en lonchas o rallarlo tú mismo. Estarás tomando queso de verdad y no algo que dicen que es queso y que se pueden tener serias dudas al respecto. Cortar el queso siempre en cuñas La cuña es el formato más típico para cortar el queso. De hecho en todos los supermercados encuentras cuñas de todo tipo y clase de quesos. Sin embargo los expertos afirman que este corte, aunque es perfecto para muchos tipos de queso, no lo es para todos. Cada tipo de queso requiere un tipo de corte y una herramienta concreta. Algunos se cortan en lo que se conoce como floretas (corte en forma de flor) por lo que hace falta una girolle, un utensilio que atraviesa el queso por el centro y lo recorre con una cuchilla en círculos formando una especie de flores, otros se cortan lo una lira, otros duros como el queso parmesano se corta en tacos irregulares y la mayoría de pasta dura se cortan en cuña. Si vas a un sitio donde sean mínimamente expertos en queso, te cortarán cada queso con su herramienta y su tipo de corte concreto. Si le sale moho, tiro la cuña de queso automáticamente El queso es uno de los pocos alimentos que se pueden comer aunque tengan moho. Si un queso blanco tiene moho en una pequeña zona, pero el resto del queso está en perfecto estado, solo tienes que eliminar la parte con moho y puedes comértelo sin ningún problema. Evidentemente el queso no está en su mejor momento, pero no está malo ni te pasará nada si lo tomas. Cuando huele fuerte, está malo ¡Anda que no hemos usado miles de veces eso de que el queso huele a pies (o a la inversa)! Que un queso tenga un olor fuerte, incluso en cierto modo desagradable, no tiene por qué indicar que está malo. Hay quesos que tienen ese olor (¿te suena el Cabrales o multitud de quesos franceses?). También es verdad que no todos los quesos huelen fuerte, ni tienen un olor desagradable. Si un queso blanco suave huele mal, evidentemente está malo. Pero no es algo generalizado. Los expertos suelen dejar claro que el aroma y el sabor no van siempre de la mano. El queso más caro, siempre es el mejor Al igual que ocurre con el precio del vino, el queso más caro no tiene por qué ser el mejor. Muchas veces pensamos que los quesos más caros siempre van a ser los mejores o los que más gusten a nuestros comensales y no tiene por qué ser así. Como en todo, además de la calidad, el precio viene determinado por el marketing – uno de una marca o Denominación más conocida siempre será más caro- y por el proceso de curación que tenga (exactamente igual que ocurre en el caso del vino). Un queso con muchos meses de curación será mucho más caro que un queso con un proceso de elaboración menor. Lo que no me voy a comer lo dejo encima de la encimera En la encimera el queso se secará y perderá parte de sus cualidades. La mejor forma de conservar el queso en casa es guardarlo en el frigorífico. La temperatura ideal para el queso debe ser entre 8 y 14 grados y hay que intentar que las oscilaciones de temperatura sean las menores posibles. Mejor que envolverlo en papel film, opta por un papel de estraza, como el que te dan en la charcutería.  En el momento de consumirlo, córtalo y déjalo a temperatura ambiente una hora. El queso maduro es mejor que cualquier otro El grado de madurez de un queso depende de los gustos de la persona que lo vaya a tomar, no de la calidad. Un queso añejo no tiene por qué ser mejor que uno fresco. Sencillamente son quesos diferentes para tomar en momentos diferentes. Por lo tanto, apostar por uno u otro solo dependerá de los gustos personales y de con qué se vaya a acompañar. Lo mejor es comprar quesos enteros Tener un queso demasiado tiempo en la nevera hará que pierda cualidades a medida que vayan pasando los días. Por lo tanto, lo mejor es comprar la cantidad que se espera comer, no comprar un queso entero que tardarás muchos meses en comerte. Si en casa sois muchos o tomáis mucho queso, no hay problema en comprar un queso entero, pero si no es el caso, mejor medir la cantidad y llevar una pieza de los gramos que quieras. El moho no se come Los quesos azules son quesos de color azul verdoso que tienen un tipo de moho llamado Penicillium y que, además de proporcionarles su característico color, también le proporciona su sabor. Estos quesos se curan en lugares con temperaturas reguladas (cuevas específicas) y suelen tener Denominación de Origen. Entre los más conocidos tenemos el Cabrales, el Roquefort o el Stilton. Esto no quiere decir que vayas a lanzarte a comer cualquier queso que veas con moho. Si te encuentras un manchego con moho, lo normal es quitar la parte que tenga moho, probar el queso y, en principio, podrás comerlo sin ningún problema. El queso es para el aperitivo Cuando pruebas por primera vez la tradición francesa de tomar el queso en el postre, hay un antes y un después en tu vida quesera. Tomar un aperitivo de queso antes de comer es una delicia, pero una tabla de queso con unas mermeladas y frutos secos en el momento del postre es ya un paso más. Lo mejor es servir siempre el queso sin sus bordes Tienes una comida o cena en casa, te pones a cortar queso y, claro, quitas los bordes. Pues, aunque tú lo haces para quedar bien, estás haciendo exactamente lo contrario. Cualquier amante del queso querrá ver la corteza, que es la que te indica qué tipo de queso tienes entre manos. Luego ya que sean ellos los encargados de decidir si se la comen o no. El queso del súper no es bueno Como en todo en esta vida, en el supermercado puedes encontrar quesos buenos y quesos no tan buenos. Evidentemente no es lo mismo que ir a comprar un queso muy especial a un maestro afinador. Pero en la mayoría de supermercados de tamaño mediano encuentras múltiples opciones de quesos de diferentes tipos, Denominaciones de Origen y calidades. Si quieres asegurarte de que el acierto es seguro, opta por un queso que tenga D.O. La corteza del queso nunca se come ¿Se pueden comer los bordes del queso?, te preguntarás. Pues bien, si el queso es natural, el comensal puede optar por comerse la corteza sin ningún problema. Si es una corteza artificial con el borde pintado, mejor dejarla. Según la Norma de Calidad de Quesos, está permitido el uso de diferentes materiales en la corteza del queso. La corteza natural se puede comer ya que se ha sometido un proceso de lavado y cepillado durante el proceso de elaboración. Suele tener un sabor amargo y en algunos casos un recubrimiento superficial de moho e incluso pelusilla. La corteza artificial, por el contrario, no se recomienda consumir ya que puede estar realizada con materiales sintéticos y ceras (esa corteza que parece plástico). El queso no caduca Como todos los alimentos, el queso también se pone malo y caduca. En la mayor parte de los quesos que tenemos abiertos en la nevera, no tenemos una fecha de consumo preferente. La corteza es uno de los indicativos del estado del queso. Los quesos de pasta blanda mostrarán una corteza más oscura, arrugada y con un olor ligeramente amonical. Los quesos de pasta dura también muestran una corteza más oscura y un sabor más picante de lo habitual, nos indicará que no está en su momento óptimo de consumo. Preparar una tabla de quesos con demasiadas variedades diferentes Preparar una tabla de quesos correcta y equilibrada tiene su ciencia y uno de los errores más frecuentes que solemos cometer es pasarnos con las cantidades de tipos de quesos que proponemos. Para que el paladar pueda disfrutar y diferenciar unos de otros no se recomienda incluir más de tres o cuatro variedades usando quesos de diferentes tipos de leches (cabra, vaca y oveja) , de diferente curación y alternar pastas duras con pastas blandas. Lo mejor en este caso es dejarse aconsejar por un experto. Siempre hay que servirlos de forma que se empiece por el más suave para acabar con el de sabor más potente. Si se hace al revés, el paladar se queda anestesiado por queso más fuerte y se acabó saborear el resto. Para acompañar, se puede optar por frutos secos y compotas y mermeladas (mejor caseras). Y con todo esto, ya solo falta disfrutar de este maravillo ingrediente. ¡Queseros al poder! Fuente: www.miarevista.es  
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